lunes, 20 de febrero de 2012

Un poema en verso libre




La melancolía de tu sonrisa
hace que recuerde viejos tiempos.
Éramos pequeños
cuando todo era risa
y nuestros juegos
eran bellos.
(África Jurado Molinero, 1º E)







Verdes son las hojas,
verdes las aceitunas;
negro es el carbón,
negro su corazón.
Azul es el cielo,
azul el mar.
Rojas son las amapolas,
rojo tu mirar.
(Alicia Expósito Sánchez, 1º E)


Mientras dormías
yo te miraba.
Pensaba 
que se había parado el tiempo.
Y en un instante de suspiro
te desvaneciste en el aire.
y entonces te despertaste
en el silencio.
(Jenifer Reyes González, 1º B)
                                           
                                                        


Me sonreí al verte...
¡Los ojos de una doncella!
Escuché por la calle tu risa
alegre, como el alba.
Tu blanca sonrisa, 
como una nube del cielo.
Me gustaría coger la nube del cielo
para escribir
tu nombre en el firmamento.
 (Daniel Salinas Barbado, 1ºA) 

De mi sangre
escribiría tu sonrisa en el espejo, 
tus ojos brillantes como dos rosas azules...
Podría separar las aguas con mi corazón
y tu sonrisa es capaz de mover montañas.
Me gustaría dar todo por ti, por tocar
tu frágil piel.
Te quiero decir
que TE QUIERO. 
(Daniel Salinas Barbado, 1ºA)

Microrrelatos

MIEDO
      Un día encontré en un cajón vacío el diario en el que yo escribía de chiquitita. Lo que más miedo me daba era que me quitaran mi muñeco al que yo abrazaba cada noche para dormirme. Ahora tengo miedo de perderte a ti. (Eva Mª Cebrero  Blasco, 1º E).
                                                                                                       



    Era una noche como otra cualquiera en la que, de repente, una gran pregunta surgió en mi cabeza:
    - ¿Quién nos habrá dado el lujo de vivir?
    Y una voz me respondió:
    -Alguien que no sepa lo  que algunas personas hacen con su vida. (José Jiménez Domínguez, 1º E).
                                                                                       


SANGRE
    Solo se oía el reloj, la extraña criatura se acercaba hacia mí, la sangre le goteba por el labio... Había visto cómo ese extraño ser le había exprimido toda la sangre a Clodia, y ahora yacía tumbada en el suleo, inconsciente o probablemente muerta... Esa criatura se acercaba hacia mí, ya notaba su helado aliento en mi cuello, su respiración entrecortada. Justo en el momento en que se disponía  a clavarme los colmillos en el cuello... puse punto y final a este microrrelato. (Gloria Toro Crespo, 1º A).



EL MENSAJE SECRETO
    Era una mañana cálida y soleada. Llegaba a mi casa después de una noche de fiesta. El cartero había llegado, porque los buzones estaban llenos. En mi buzón sobresalía una carta amarilla con olor a rosas. Parecía extraña, así que la cogí. Ya en casa, abrí la carta con curiosidad. Estaba en blanco. Abajo del todo ponía: "PD: Descifra el mensaje". No sabía cómo hacerlo, la hoja estaba en blanco. No tenía ni idea de quién podría ser. Me di cuenta de que había letras y un corazón borrado, como si la hubieran tirado. la carta era de amor. Me hice una idea de quién podía ser: ¡Miguel, el chico de la fiesta! Pero, ¿por qué? (María Serrano Méndez, 1º A).

    Estaba de pie mirando a aquel chico que no conocía de nada pero me resultaba familiar. Él no sabía que estaba allí y noté que estaba nervioso...  No sabía qué hacer, miraba para todos los lados menos para donde estaba yo. De repente, me miró... Me puse tan nerviosa que no me podía mover de ahí. Yo notaba que se acercaba cada vez más y más... Entonces, di un paso hacia atrás y tropecé con algo... El chico ¡había desaparecido por arte de magia, y yo caía y caía sin parar! Cerré los ojos y cuando los abrí estaba en el suelo de mi habitación. ¡Todo había sido un sueño!
(Alicia Expósito Sánchez, 1º E).

    Te vas corriendo, escuchas pasos, cada vez te asustas más, miras de reojo y ves que alguien te persigue pero no sabes quién. Entonces empiezas a correr más de lo que antes lo hacías; llegas a un callejón sin salida, te das la vuelta asustadísima, y ves que es él; empieza a acercarse mientras dice: "Donde estés llegaré, pase lo que pase, te buscaré y si hace falta recorreré todo el mundo en tu busca. Sé que me quieres, escuché el mensaje y aunque ahora sea tarde, te pido que no te vayas, te necesito aquí, conmigo..."

    Cuando lo escuchas, se te saltan las lágrimas. De pronto, él se acerca hasta coger tus manos y empieza a decirte en el oído: "Te quiero, vuelve, por favor, vuelve conmigo..." No dices nada, y él sigue susurrando: "Desde que te vi, me anamoré de ti; desde que te besé, supe que te necesitaba; desde que te rocé, quise tenerte entre mis brazos..."(África Jurado Molinero, 1º E).