Iniciamos el curso 2013-2014. El primer trabajo de los alumnos de 1º de ESO es una redacción en la que a raíz de la contemplación de un objeto han recordado algo importante para ellos... Veréis qué variedad de recuerdos y de sentimientos.
Tengo una hucha-libro que me regalaron mis vecinos cuando su hijo murió hace tres años. Él tenía cuarenta y tantos años. Es un recuerdo que tengo de mi vecino que era muy bueno conmigo y me regalaba muchos juguetes, como el cubo de rubik, puzles, parchís, llaveros...
Ahora esa hucha la estoy llenando y, además, es secreta porque nadie sabe que es un hucha, piensan que es un libro. Cada vez que echo una moneda me acuerdo de él. Y además tiene una frase:
Ayúdame y te ayudaré.
(Álvaro Jiménez Luna, 1º ESO B).
Cuando era pequeña, mi tía me llevó al Corte Inglés. Estuvimos merendando, mirando las tiendas... y nos fuimos a la sala de juguetes. ¡Vimos un montón de juguetes! A mí me encantó un perrito de peluche pequeñito, blanco, suave y blandito... Mi tía me lo compró y me puse muy contenta. Me lo envolvieron en un papel de regalo precioso. Cuando llegué a mi casa, estuve todo el día jugando. No paraba de peinarlo, pasearlo, acariciarlo... Me lo pasé bomba.
Cuando me hice ya grande, le ragalé a mi hermana el peluche y le gustó mucho. Cada vez que la veo jugando con él me recuerda a mí cuando era pequeña.
(María Santiago Reyes, 1º ESO D).
Tengo en mi cuarto un precioso bolso de color gris con líneas rectas de color rosa. Dentro de él está mi recuerdo. Un bolso lleno de conchas me trae el precioso recuerdo del verano pasado en la playa con mis primos y mis tíos. Era un día normal y corriente como cualquier otro. Lo que lo hace especial son las conchas. ¿A quién no le gusta recogerlas? Salimos mi primo, mi tío y yo a recorrer el paseo marítimo. Eso fue lo más aburrido. La cosa se puso interesante cuando mi tío paró en un bar y mi primo y yo seguimos sin él. Llegamos a una preciosa playa, solitaria y con aguas turquesas y arenas finas y suaves. Cuando nos dimos cuenta de lo que teníamos ante nuestros ojos, mi primo se quitó la camiseta y me tiró al agua; estuvimos un rato jugando y cuando nos cansamos, nos sentamos en la arena. Me pareció haber oído un ruído y miré hacia la izquierda. había como una cueva y, como mi primo es tan "explorador", según él, entramos. Estaba lleno de conchas preciosas. Había un hueco por el que entraba el agua del mar. Eso era precioso, ver reflejado el mar en el techo de una cueva. Ese es el recuerdo de mi mejor verano y el único con mi primo.
(Lucía Luque Fernández, 1º ESO B).
Cuando era pequeño, mi abuelo, que en paz descanse, me regaló unos guantes de portero. Lo hizo porque le comenté que quería tener unos guantes parecidos a los de Casillas. Los guantes eran de color negro y de rayas verdes fosforescentes. Eran chilísimos... Me los ponía siempre que podía para jugar o no al fútbol. Les cogí mucho cariño y casi no me los quitaba en todo el día. Siempre que me veía mi abuelo con los guantes puestos, se reía y se sentía muy contento. Pero me dijo una vez: "Me gusta que te encanten los guantes, pero quítatelos en algún momento o si no, te sudarán mucho las manos". A mi abuelo lo quería mucho. Yo le hacía caso en todo lo que me decía, me gustase o no. Hoy en día sigo recordándolo, aunque no esté conmigo y conservo los guantes que me regaló, aunque estén estropeados, porque eso será un recuerdo que siempre tendré de mi abuelo.
(Segio Pineda Ariza, 1º ESO B).
Mi bisabuela me regaló una muñeca cuando era pequeña. Yo jugaba mucho con la muñeca. Ahora mismo no sé dónde está y estoy triste por eso. Mi bisabuela se llamaba Josefa. Yo la quería tanto tanto que decidí llamar a la muñeca de la misma manera. Ella también me quería mucho. Por eso, yo cuidaba de aquel juguete como si fuera una persona de verdad. Yo sé que cuando encuentre la muñeca lloraré de la emoción y recordaré a mi bisabuela sin parar. Así he aprendido que no debes olvidar algo que te regalan, aunque lo pierdas.
(Melani Martín Cobos, 1º ESO B).
Este brazalete perteneció a mi bisabuela María. Esta es su historia: Mi bisabuela era joven cuando estalló la Guerra Civil. Cuando las tropas franquistas entraron en Córdoba, venían acompañadas por unos mercenarios de Marruecos, que causaban gran temor a los paisanos. En una ocasión entraron en el barrio donde vivía mi bisabuela, intentando encontrar vecinos fieles a la república para fusilarlos. Mi bisabuela estaba aterrada, pero observó cómo a uno de los marroquíes se le caía algo brillante de un bolsillo: era este brazalete. Ella lo cogió y se lo guardó, y muchos años después se lo contó a mi madre y ella me lo contó a mí.
(Pablo Bretón Ruiz, 1º ESO B).
Esta foto es muy especial para mí. Salgo yo de pequeña y vestida de pollito. Fue la primera vez que me disfracé. Mis padres me llevaron a un foto-estudio. A mí me hizo mucha ilusión. Me sorprendió mucho ese lugar. Lloré cuando me hicieron una foto porque saltaban los flash. Pero me acostumbré y salí perfecta. En la foto tengo aproximadamente unos dos años. Salgo muy guapa y cuando la veo me trae muchos recuerdos de mi infancia. La tendré siempre colgada en mi cuarto. Y este amuleto no lo cambiaré por nada.Salgo con un peluche de fondo como un paisaje. El vestido es amarillo y con una pajarita azul. Y solo se me ve la cara. ¡Me encanta esta foto! La conservaré toda mi vida.
(Paula Romero Torres, 1º ESO D).
Mi bolso de cuando era pequeña es uno de mis mejores recuerdos. Cuando me iba de viaje, o incluso a la calle, siempre lo llevaba. Me gustaba llevarme mis juguetes para cuando me aburría. Me ponía a jugar con mi hermana y con mi primo.
Me lo regaló mi abuelo en Chiclana. Todas las noches íbamos al paseo marítimo. Vi el bolso en una tienda, me gustó tanto que mi abuelo decidió comprármelo. Desde ese día me lo ponía para ir a la playa o a jugar. Cuando iba a la playa, metía las conchas y las piedras que recogía con mis primos y mi hermana. Llenábamos el bolso entero y mi madre se quejaba de que cogía muchas piedras porque las tendríamos que llevar a Córdoba.
(Paula Vadillo López, 1º ESO B).
Mi recuerdo es un recuerdo que jamás olvidaré. Yo tenía siete u ocho años. Estábamos en la iglesia del barrio y había verdina. Yo estaba jugando y me escurrí, me caí y me di un buen glope en la cabeza. Empecé a empeorar y tuve que irme al hospital. Cuando llegué, estaba mal. Allí me dijeron que me tenían que ingresar hasta que mejorara. Me tiré allí unas dos semanas. Mi familia estaba siempre conmigo. Mi abuelo vino a visitarme y me trajo un regalito. Yo lo abrí muy contenta. Era un peluche blanco con forma de conejito con unos ojitos muy monos. A partir de aquel día, yo lo cuidé como si fuera un amigo o alguien de mi familia. Le cogí mucho cariño, iba a todos los lugares conmigo, dormía conmigo y me sacaba unas sonrisas...Siempre era como alguien de verdad. Hace un tiempo mi madre me dijo que mi sobrina chiquita lo quería.Yo le dije que se lo diera para que lo disfrutara como yo lo disfruté cuando me lo regalaron a mí. Me alegro de haberlo tenido. ¡Me encantaba!
(Carmen María Blanco, 1º ESO D).
Tengo un objeto que me recuerda mucho a mi infancia. Es un peluche y es un gusano de colores. Dice mi madre que me lo regaló mi abuela cuando apenas tenía un año. Tenía muchos peluches que he regalado a primos más pequeños, menos este que para mí es especial. Tiene una cara muy simpática y graciosa. Tiene ocho patas, dos antenas y es de colores muy llamativos. Yo nunca le he puesto nombre , pero desde pequeño siempre lo he llamado "Mi Gusano".
(Erix Granados Moslero, 1º ESO D).
Cuando de pequeño iba de visita al campo de mis abuelos en Sierra Morrena, no había gran cosa que poder hacer. Tan solo hace un año que tenemos perros en el campo y por esos tiempos solo podías darte un paseo por allí y quedarte horas y horas dormido o viendo la televisión. Un día, me pidieron que les llevara a los vecinos una sábana vieja y desgastada que había en el trastero, ya que ellos le iban a dar mejor uso. En el trastero, encontré un cajón viejo, unas latas de pintura en spray totalmente llenas y, en el estante de arriba, unas tiras de madera de al menos cuatro metros de largo. Fui a preguntar si me las podía quedar y me dijeron que para qué iba a querer un niño de ocho años que tenía por entonces unas tablas de madera. Así que las cogí junto con un puñado de clavos y un rollo de fixo y las dejé al lado de un árbol. Durante unos días estuve preguntándome qué usos se les podían dar y mi hermana me dijo:
- ¿Por qué no me haces una espada para poder pegarte?
Sabía que estaba de broma, así que se la construí y... bueno, pues que salí con un ojo morado, pero me gustó la idea y seguí haciéndole lo que me pedía.
Poco a poco seguí avanzando y lo máximo fue cuando construí una mesa de ping-pong con brochas y la ayuda de mi hermana. También he colaborado en la construcción de estructuras con cemento, barro, piedras, etc..., pero eso es otra historia. Me gustó tanto construir que de mayor pienso ser arquitecto.
(Sergio Ortega Cabrera, 1º ESO B)
Mi pulsera morada es un objeto que me trae muchos recuerdos. Me la regaló mi tutor a mí y a toda la clase. Con ella tuve excursiones que recuerdo perfectamente, peleas con mis amigas, reencuentros, llantos, alegría, tristeza... Pero lo que más recuerdo de ella es el primer día que nos la dieron cuando todos se la pusieron y prometieron no quitársela en todo el curso. Para mí no es solo una pulsera, sino una vuelta al pasado recordando los buenos momentos que he pasado con mi clase. Seguramente, no todos piensen lo mismo, pero yo sí lo pienso y recuerdo mi viaje de fin de curso, las trastadas que hicieron, las risas que pasamos y la vuelta a casa después de un día agotador. También recuerdo la ilusión que tenía cuando me la dieron. Cada vez que veo la pulsera, se me vienen a la mente las palabras de mi tutor y pienso... Hay que valorar el tiempo, porque se pasa enseguida y aunque parezca que no, siempre hay que sonreirle a lo aburrido, a lo que pasa lento y a lo que pasa rápido.
(Athenea Osuna Sillero, 1º ESO B)
Es muy grande y muy suave. Es de color marrón claro. Tiene dos orejas muy grandes, marrones y blancas. Una nariz muy suave de color rosa. Las manos y la barriga son blancas. En la barriga, tiene un bolsillo en el que tiene una zanahoria naranja y verde. Además, tiene un lacito en el cuello de color rosa.
Este conejito me lo regaló mi tío Jorge hace seis años para mi cumpleaños. Mi tío se fue a vivir a Madrid y cada vez que yo veo el conejito de peluche me acuerdo mucho de él. Me acuerdo de los momentos que he pasado con él, esas risas...
Ese peluche hace que me acuerde de momentos inolvidables con mi tío. Me hace muy feliz que me lo haya regalado.
(Jessica González Mercader, 1º ESO D).
Aquella foto, ¡oh, cuántos recuerdos, felicidad y tristeza me trae! En la foto salimos mi primo Marcos y yo jugando en el parque de su casa de España (él vive ahora en Inglaterra). Éramos tan pequeños... Él tenía dos años y yo tres. En aquellos años, yo llevaba el pelo lleno de rizos brillantes y un chupete feísimo, pero no había nadie que me lo quitara, porque me encantaba.
La felicidad que esa foto me trae se debe a que todas las mañanas mi tío me llevaba a la guardería con mi primo Marcos. Por el camino íbamos recogiendo montones de monedas que luego guardábamos en nuestras huchas de "Piolín". Por las tardes, siempre íbamos al gimnasio de Ángel, que era un amigo de mi tío. Mientras que mi tío engtrenaba, yo me ponía unos guantes de boxeo y jugaba a pegarle al saco. Después, a la hora de irnos, nos comíamos un plátano y bebíamos mucha agua de unas botellas que a mí me gustan muchísimo. Nos íbamos a casa de mi abuela, cenábamos una sopa de estrellitas mientras esperábamos a que viniera mi madre de trabajar. Cuando venía mi madre, yo le preguntaba por mi padre, que estaba en el ejército.
Esa foto para mí es un tesoro.
(Francisco Luis Camargo Santos, 1º ESO D).
El día 26 de diciembre de 2010 estaba marcado como día importante en mi calendario, pues era el día en el que disputaría un partido de fútbol en el que se me enfrentaría mi equipo con el equipo formado en mi pueblo, que es Bailén, en la provincia de Jaén. Era un partido amistoso que, para mí, era especialmente emocionante al saber que estaría toda mi familia en las gradas.
Recuerdo el partido con mucha intensidad y ganas por parte de mis compañeros y mucha alegría y nerviosismo por mi parte. Finalmente, ganamos el encuentro por 9 goles a 1 y un entrenador famoso a nivel nacional nos felicitó a todos los jugadores. Tras el partido, mis compañeros se acercaron a mí para ofrecerme el brazalete de capitán firmado por todos ellos, entre abrazos y palabras de felicitación. Es por esto por lo que guardo con tanto cariño e ilusión ese brazalete que me acompañó en uno de los mejores días de mi vida.
(Francisco Mira Padilla, 1º ESO B)
El cocodrilo de madera
Cada vez que veo este objeto, me acuerdo de cuanto era chico y fui de viaje a Asturias con mi abuela. Esa semana me lo pasé genial entre el campo verde y las grandes montañas... Había caballos salvajes. Mi hermana y yo montamos a caballo e hicimos una ruta por un río con corrientes fuertes; hicimos además otra ruta a pie por un barranco muy escarpado, vimos hórreos, unos muy grandes y otros muy pequeños. Comimos en diversos pueblos y también aprendí que de allí proviene la sidra. Y el último día fue el mejor: fui por un sendero salvaje y cruzamos ríos salvajes, sin puentes ni nada. Y antes de irnos, mi abuela me regaló el cocodrilo de madera.
(Daniel Machín Mancebo, 1º ESO B).
¿Quién decía que los sueños son difíciles de cumplir? No lo sé, pero se equivocaba...
Un día, estando en casa, escuché una canción, Still. Los intérpretes son un grupo de cinco chicos que se hacen llamar Auryn. Este nombre proviene del amuleto de la Historia interminable de Michael Ende.
Desde ese día, fue mi grupo favorito. Busque en internet la historia de este grupo, quiénes lo componían, sus nombres, representantes... Ahora conozco todo de Auryn, las preguntas que me haban sobre ellos las contesto sin equivocación. Descubrí en twitter que había muchas chicas que también los seguían, se hacen llamar auryners y poco a poco me convertí en una de ellas. Compré sus dos discos llamados Endlees Road 7058 y Anti-Héroes y su libro Nuestra historia, un camino sin fin y acudí al concierto el ocho de septiembre de dos mil trece en Córdoba.
Pero el día que jamás olvidaré fue el cuatro de abril de dos mil trece. El mejor día de mi vida. Ese día Auryn firmaba su nuevo disco en El Corte Inglés. A esa cita no faltaría. Lo que no sabía era la sorpresa que mi madre me tenía preparada desde hacía tiempo. Consiguió que antes de la firma nos reuniésemos a solas con ellos. Hablamos, nos hicimos fotos, nos cantaron una canción, me firmaron el disco... Más de media hora estuvimos con ellos. Son unos chicos encantadores. Nunca olvidaré ese día. Aunque estaba nerviosa, disfruté mucho. Y el mayor recuerdo que tengo es su disco firmado por Dani, Blas, Álvaro, Carlos y David. Auryn. Desde ese día auryner no desde siempre, pero sí para siempre.
(Paula López Navajas, 1º ESO B)
lunes, 4 de noviembre de 2013
jueves, 11 de abril de 2013
Mi vida veinte años después...
Vamos a trasladarnos en el tiempo: han pasado veinte años y los que ahora son niños y niñas de 1º de la ESO se han hecho mayores. Casualmente se han encontrado con un antiguo amigo y le han escrito esta carta. Así han imaginado su vida... ¡Cuántas cosas interesantes y curiosas!
Querida Liliana:
Me ha alegrado mucho verte. ¿Cuántos años han pasado? ¿Veinte, treinta? No sé... Cuando nos separamos y terminé los estudios, fui a la universidad. Allí conocí a un chico que era diferente a los demás... Empezamos a salir y pasados los cinco años de universidad, me pidió matrimonio. ¡Fue una boda preciosa! ¡Ojalá hubieses estado! Invité a Carmen, con quien nunca perdí el contacto. Con veintisiete años tuve a mi hija, Natalia, que tiene cinco añitos. ¡Es tan guapa y trabajadora...! Ahora esperamos un hijo. Lo llamaremos Pablo, como su abuelo paterno. Y ahora te preguntarás cómo acabé en Inglaterra. Trabajo. A mi marido le ofrecieron un trabajo de comercial aquí. Yo acabé siendo notaria. Ya algún día quedareQos para comer. Bueno, adiós. Posdata: te adjunto una foto que encontré hace tiempo. (Miriam Gutiérrez, 1º ESO D).
Querido José:
Después de veinte años volvemos a hablar. Te quiero contar todo, pero el correo solo me da para mil doscientas palabras, así que te contaré lo más importante. Por ejemplo, ¿te acuerdas cuándo jugábamos al Minecraft? Pues yo he cumplido mi sueño y me he hecho el mejor jugador de Minecraft y por si fuera poco, tengo mi propia empresa de videojuegos y soy multimillonario. Me he casado con una mujer preciosa y tengo un hijo de nueve años. También tengo diez perros. Cuando quieras, te pasas, mi empresa se llama "Bello Productions". ¿Te acuerdas del Sergio y del Hugo? Pues los he visto en el hospital, se ve que al Hugo le han tendido una emboscada y al Sergio le pegaron una paliza. Y si te encuentras a la Amara, no le lleves la contraria: a mí me rompió un brazo con su mano robótica. El otro día vi al Hugo y al Fran en una corrida de toros y he hecho dos videojuego:, "El Fino la leyenda" donde sale el Fran clavándole las banderillas al toro y "Flamenco, la leyenda", donde sale el Hugo toreando. A ver si vienes a mimansión de treinta y cinco mil metros cuadrados, con once plantas y diez ascensores. (José Manuel Bello, 1º ESO D).
Para: Ana Mayer Arias
Asunto: ¡Qué alegría verte!
Hola. Desde el instituto no te veo. Me ha alegrado mucho verte. No me he podido parar porque tenía que resetear mi robot, menos mal que tenía tu correo. Ahora te voy a contar un poquito mi vida desde los últimos veinte años. Últimamente mi vida ha sido como una hoja arrastrada por el viento. En los últimos cuatro años he viajado a muchas ciudades. Por si no te lo he dicho, he construido el mejor zoo del mundo. He viajado a Japón, a África y a Tailandia, donde resido actualmene. Estás invitada a venir al zoo cuando quieras. He tenido dos hijos maravillosos: Zape y Xavi. Tengo un marido simpático, bueno y cariñoso y mi casa es un chalet con trescientos metros cuadrados. Hace un par de años me tuve que operar, porque un cocodrilo, en el Nilo, me arrancó la mano y me han tenido que poner un brazo robótico. En cuanto a mi familia, es una familia de ensueño. Mi marido es el mejor futbolista de la historia, el hijo de Messi, pero más guapo. Mis hijos han nacido en Tailandia y por suerte son unos hijos espléndidos, hablan cuatro idiomas. Recuerdo aquellos días en los que practicábamos nuestro deporte favorito, balonmano. Aquellos días eran inolvidables, junto a toda la trupe. Mi mejor recuerdo fue cuando en nuestro primer CADEBA nos metieron en una casa antigua en la que creíamos que había fantasmas. ¡Fueron los mejores días de mi vida! Espero que mis hijos encuentren un deporte que les guste de por vida y puedan divertirse como nosotras. Espero verte de nuevo por las SOI de Tailandia. Un beso. Amara. (Amara Alós, 1º ESO D).
Dentro de veinte años... Eso es bastante tiempo. Y en él pueden ocurrir muchas cosas, pues, como se suele decir, "el futuro pende de un hilo", y todo lo que hagamos hoy puede cambiar nuestro porvenir. Lo que voy a escribir aquí está basado en mis deseos y mi forma de pensar...
Querída María:
Esta tarde nos hemos encontrado, con prisas, pero nos dio tiempo a darnos el correo. Yo tenía prisa porque iba a una rueda de prensa y tú, por lo que vi, parecía que ibas a entrevistar a alguien (supongo que a algún famoso deportista). ¡Qué alegría al verte! Desde que nos separamos después del instituto, apenas hemos hablado. Yo, como muchas veces te dije, me saqué bachiller de artes. Allí conocí a un chico genial del que enseguida me hice amiga. Nos llevábamos muy bien, y un día me pidió salir. Yo encantada dije que sí y después de cuatro años nos casamos y tuvimos una hija preciosa. La llamamos Leyre. ¡Ah!, por cierto, sigo escribiendo... Cuando quieras venir a mi casa, mándame un correo y te doy la dirección. Encantada de volver a verte. Raquel. (Raquel Rodríguez, 1º ESO D).
Querida Liliana:
Me ha alegrado mucho verte. ¿Cuántos años han pasado? ¿Veinte, treinta? No sé... Cuando nos separamos y terminé los estudios, fui a la universidad. Allí conocí a un chico que era diferente a los demás... Empezamos a salir y pasados los cinco años de universidad, me pidió matrimonio. ¡Fue una boda preciosa! ¡Ojalá hubieses estado! Invité a Carmen, con quien nunca perdí el contacto. Con veintisiete años tuve a mi hija, Natalia, que tiene cinco añitos. ¡Es tan guapa y trabajadora...! Ahora esperamos un hijo. Lo llamaremos Pablo, como su abuelo paterno. Y ahora te preguntarás cómo acabé en Inglaterra. Trabajo. A mi marido le ofrecieron un trabajo de comercial aquí. Yo acabé siendo notaria. Ya algún día quedareQos para comer. Bueno, adiós. Posdata: te adjunto una foto que encontré hace tiempo. (Miriam Gutiérrez, 1º ESO D).
Querido José:
Después de veinte años volvemos a hablar. Te quiero contar todo, pero el correo solo me da para mil doscientas palabras, así que te contaré lo más importante. Por ejemplo, ¿te acuerdas cuándo jugábamos al Minecraft? Pues yo he cumplido mi sueño y me he hecho el mejor jugador de Minecraft y por si fuera poco, tengo mi propia empresa de videojuegos y soy multimillonario. Me he casado con una mujer preciosa y tengo un hijo de nueve años. También tengo diez perros. Cuando quieras, te pasas, mi empresa se llama "Bello Productions". ¿Te acuerdas del Sergio y del Hugo? Pues los he visto en el hospital, se ve que al Hugo le han tendido una emboscada y al Sergio le pegaron una paliza. Y si te encuentras a la Amara, no le lleves la contraria: a mí me rompió un brazo con su mano robótica. El otro día vi al Hugo y al Fran en una corrida de toros y he hecho dos videojuego:, "El Fino la leyenda" donde sale el Fran clavándole las banderillas al toro y "Flamenco, la leyenda", donde sale el Hugo toreando. A ver si vienes a mimansión de treinta y cinco mil metros cuadrados, con once plantas y diez ascensores. (José Manuel Bello, 1º ESO D).
Para: Ana Mayer Arias
Asunto: ¡Qué alegría verte!
Hola. Desde el instituto no te veo. Me ha alegrado mucho verte. No me he podido parar porque tenía que resetear mi robot, menos mal que tenía tu correo. Ahora te voy a contar un poquito mi vida desde los últimos veinte años. Últimamente mi vida ha sido como una hoja arrastrada por el viento. En los últimos cuatro años he viajado a muchas ciudades. Por si no te lo he dicho, he construido el mejor zoo del mundo. He viajado a Japón, a África y a Tailandia, donde resido actualmene. Estás invitada a venir al zoo cuando quieras. He tenido dos hijos maravillosos: Zape y Xavi. Tengo un marido simpático, bueno y cariñoso y mi casa es un chalet con trescientos metros cuadrados. Hace un par de años me tuve que operar, porque un cocodrilo, en el Nilo, me arrancó la mano y me han tenido que poner un brazo robótico. En cuanto a mi familia, es una familia de ensueño. Mi marido es el mejor futbolista de la historia, el hijo de Messi, pero más guapo. Mis hijos han nacido en Tailandia y por suerte son unos hijos espléndidos, hablan cuatro idiomas. Recuerdo aquellos días en los que practicábamos nuestro deporte favorito, balonmano. Aquellos días eran inolvidables, junto a toda la trupe. Mi mejor recuerdo fue cuando en nuestro primer CADEBA nos metieron en una casa antigua en la que creíamos que había fantasmas. ¡Fueron los mejores días de mi vida! Espero que mis hijos encuentren un deporte que les guste de por vida y puedan divertirse como nosotras. Espero verte de nuevo por las SOI de Tailandia. Un beso. Amara. (Amara Alós, 1º ESO D).
Dentro de veinte años... Eso es bastante tiempo. Y en él pueden ocurrir muchas cosas, pues, como se suele decir, "el futuro pende de un hilo", y todo lo que hagamos hoy puede cambiar nuestro porvenir. Lo que voy a escribir aquí está basado en mis deseos y mi forma de pensar...
Querída María:
Esta tarde nos hemos encontrado, con prisas, pero nos dio tiempo a darnos el correo. Yo tenía prisa porque iba a una rueda de prensa y tú, por lo que vi, parecía que ibas a entrevistar a alguien (supongo que a algún famoso deportista). ¡Qué alegría al verte! Desde que nos separamos después del instituto, apenas hemos hablado. Yo, como muchas veces te dije, me saqué bachiller de artes. Allí conocí a un chico genial del que enseguida me hice amiga. Nos llevábamos muy bien, y un día me pidió salir. Yo encantada dije que sí y después de cuatro años nos casamos y tuvimos una hija preciosa. La llamamos Leyre. ¡Ah!, por cierto, sigo escribiendo... Cuando quieras venir a mi casa, mándame un correo y te doy la dirección. Encantada de volver a verte. Raquel. (Raquel Rodríguez, 1º ESO D).
jueves, 14 de marzo de 2013
¡Felicidades, papá!
Con motivo del Día del Padre los alumnos de 1º de ESO han escrito una carta a sus padres. He aquí una selección de estas cartas.
Querido papá:
Aprovecho este día tan especial para decirte cosas que nunca te he dicho... El mejor recuerdo que tengo de mi infancia fue cuando me quedé llorando como una niña pequeña, en medio de la playa... Tú estabas ahí, fuiste como un rayo de luz que me iluminó el camino de vuelta hacia casa... También aprovecho para decirte que no me importa todo lo que trabajas, lo que de verdad importa es que cada día te tenga a mi lado para lo bueo y lo malo... Siempre me apoyas en los momentos difíciles y por eso eres para mí un modelo de padre. Por esto y por muchas cosas más, ¡FELIZ DÍA DEL PADRE! (Amara Alós, 1º ESO D).
Querido padre: eres una persona que todo el mundo querría tener como padre. De pequeño, todo lo que pedía me lo dabas. Me has ayudado en todo. Cuando estaba enfermo, me cuidabas y cuando estaba nervioso, pasabas el tiempo conmigo para tranquilizarme. Cuando estuve lesionado, me llevaste al médido un día y otro hasta que me recuperé. En Navidad, me acuerdo que yo quería una PS3 y tú el día de Reyes me la regalaste con muchos videojuegos. Aquella Navidad fue la mejor de todas mis Navidades. También me acuerdo de cuando me rompiste mi videojuego favorito: en vez de comprarte algo, me volviste a comprar el juego más otros dos. Eres un buen padre y la mejor persona que he conocido y conoceré. ¡Te quiero, papá! (Alejandro Suárez-Varela, 1º ESO C).
Querido papá:
Aunque nunca nos comunicamos por carta, hoy quiero hacerlo porque es un día especial. ¡El día del padre!
En primer lugar, quiero agradecerte todos esos momentos en los que me divierto mucho y nos echamos esas "risillas"..., por ejemplo, todos esos domingos que paso a tu lado haciendo juntos la paella. También quiero agradecerte todos esos momentos que me dedicas, todos esos consejos que me das referentes a la vida en general. A veces, cuando me riñes, me da la risa, pero tú ya sabes que son nervios. Gracias por estar a mi lado en los momentos que más falta me haces, gracias por ese beso de todas las noches, gracias por arroparme como cuando era pequeño. Estoy orgulloso de ti y que no te quepa la menor duda de que cuando sea padre tomaré ejemplo de ti. ¡Te quiero, papá! (Hugo Ramos, 1º ESO D).
Qué decirte, papá. Gracias por haberme enseñado a hacer todo lo que sé. Nunca olvidaré esas tardes que me decías que te ayudase a arreglar la lámpara, la puerta y todo lo demás que se rompía. Gracias por apoyarme en todo lo que hago, por estar siempre ahí cuando más lo necesitaba. Que sé que muchas veces hemos tenido nuestras peleas, pero luego siempre se arreglan. Recuerdo que de pequeña, cuando por la noche estaba mala o tenía miedo, siempre eras tú el que estaba conmigo hasta las tres o las cuatro de la madrugada, aunque después tuvieses que entrar al trabajo a las seis de la madrugada. Que si tú no estás el día de mañañna, no sé lo que haría, que aunque nunca te lo haya demostrdo, te quiero muchísimo. Gracias por todas esas sonrisas junto a ti y que sin ti ya nada sería lo mismo. (Noelia García, 1º ESO C).
Papá, lo primero que quiero es darte las gracias por aguantarnos a Elena y a mí cuando nos peleamos, por no decirme nada cuando aplasté tu árbol (no te lo conté, pero ahora lo sabes, por cierto, no fue el viento), por querernos y darnos todo lo que tenemos, incluidas nosotras. Recordar cuando vamos a coger setas los dos (aunque nos separemos para cogerlas) me alegra. Que me enseñaste a "conducir" y a muchas cosas más. También me acuerdo de cuando nos caímos los dos al charco de barro y nos pusimos perdidos. Esos momentos son inolvidables (al igual que tú). Y, aunque a veces nos peleemos y no nos hablemos en dos días, te quiero y tú lo sabes. (Ana Mayer, 1º ESO C).
Querido papá:
Desde el momento en el que llegué a este mundo tú, mi héroe, me has mimado y me has querido como algo "raro" en esta especie. Contigo he experimentado muchas cosas, pero lo primero que siento todos los días contigo al acostarme y al despertarme es amor, cariño y felicidad. Mi familia es lo que me hace levantarme por la mañana, porque siento que hay un día más en mi vida en el que puedo conocerlos más y darles todo mi cariño. Tengo mucha vida por delante y me gustaría vivirla entera contigo..., bueno, y con los demás. Me has dado a lo largo de estos doce años todos los caprichos que he querido, pero ahora que soy más consciente, me he dado cuenta de que los únicos caprichos que quiero sois vosotros. Cuando me enfado, siempre consigues sacarme una sonrisa. Tú, papá, eres como un rayo de sol a media noche. Te quiero mucho. (Sara Ruiz, 1º ESO D).
Papá, te escribo esta carta para que sepas que te quiero mucho aunque haya algún rocecillo entre nosotros. Recuerdo cuando fuimos a Sierra Nevada para que viera la nieve, cuando me enseñaste a montar en bici o cuando fuimos a ver España-China en Sevilla... Esas son algunas de las muchas razones por que te quiero. Algunas veces me pregunto qué pasará cuando tú no estés. Gracias por darme tantos caprichos. Papá, te quiero mucho. (Juan José Florido, 1º ESO D).
Papá: te quiero dedicar esta carta porque paso muy buenos momentos a tu lado. Trabajas para que tengamos una vida mejor. Me traes muchos recuerdos, por ejemplo, cuando me dabas el biberón o me llevabas al parque. Has estado siempre pendiente de mí. Cuando me riñes, te enfadas conmigo porque no he hecho algo bien. Reflexionando, acabo reconociendo el error y te pido perdón. Cuando vamos a jugar al tenis, casis siempre me ganas. El martes 19 te pienso entregar esta carta de agradecimiento. ¡Felicidades, papá! (María Hernández, 1º ESO D).
Querido
papá:
Como
muy pronto será tu día, quiero felicitarte. Por las mil y una cosas
que siempre haces por mí. Como normalmente yo no correspondo a ellas,
hoy pagaré las deudas, todas, de golpe, con esta carta. Aunque
me regañes, te quiero. Aunque te enfades, te quiero. Aunque no
consigas lo que deseo, te quiero. Y siempre, hagas lo que hagas, te
querré. Porque tú eres mi mentor, mi guía, mi pasado, presente y
futuro. Por eso yo creo, que aunque mucha gente diga que quiere algo
más a su madre que a su padre, mi caso no es así, porque os quiero
a los dos de la misma manera, sin favoritismo alguno. Te
quiero muchísimo. Raquel. (Raquel Rodríguez, 1º ESO D).
Papá, qué decirte... Que eres una de las personas más importantes de mi vida, porque siempre que hago algo malo o digo cosas malas me corriges. Aunque me da coraje cuando me castigas, sé que al fin y al cabo es mejor para mí. Que sepas que te quiero mucho y que no quiero que te separes nunca de mi lado. También quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí. Y por eso eres el mejor padre del mundo. Aunque nos enfademos, al final terminamos dándonos un abrazo. Nunca te olvidaré, papá. Feliz día del Padre (Michel Huertas, 1º ESO C).
Papá, qué decirte... Que eres una de las personas más importantes de mi vida, porque siempre que hago algo malo o digo cosas malas me corriges. Aunque me da coraje cuando me castigas, sé que al fin y al cabo es mejor para mí. Que sepas que te quiero mucho y que no quiero que te separes nunca de mi lado. También quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí. Y por eso eres el mejor padre del mundo. Aunque nos enfademos, al final terminamos dándonos un abrazo. Nunca te olvidaré, papá. Feliz día del Padre (Michel Huertas, 1º ESO C).
Carta a mi padre.
Para empezar, decirte que te quiero mucho, que eres el mejor papá del mundo. Gracias a este día puedo decirte que eres lo mejor que tengo en la vida. Gracias a ti y a mamá existo, como mis hermanos. Vosotros me disteis la vida y os doy las gracias porque estáis ahí y sois lo más importante que tengo. Que nuestras peleíllas jugando son las mejores. Cuando me riñes, yo sé que es lo mejor para mí. Eres un padre supertrabajador y no cambiaría por nada todos los momentos que he vivido contigo. ¡QUE TE QUIERO MUCHÍSIMO! (Yolanda Romero, 1º ESO C).
Para papá:
Quería decirte hoy, ya que es tu día, algunas cosillas. Primero, darte las gracias por hacer lo imposible por mí, y decirte que tengas claro algo: que para mí eres el mejor padre que existe. Que al igual que defectillos (como que eres muy cabezón), tienes mil y una virtudes, como pedir perdón aunque tú no tengas la culpa. Que eres capaz de sacar sonrisas, aunque la persona no tenga ni fuerzas. Pues como esas cosas, miles más... Que para mí eres perfecto y, por favor, pase lo que pase, nunca cambies.
PD.: Te quiero mucho, papá, y que todo esto no es ni la mitad de lo que te agradezco, ya que no existen palabras para hacerlo. (Lucía Pedraza, 1º ESO C).
Para papá:
Quería decirte hoy, ya que es tu día, algunas cosillas. Primero, darte las gracias por hacer lo imposible por mí, y decirte que tengas claro algo: que para mí eres el mejor padre que existe. Que al igual que defectillos (como que eres muy cabezón), tienes mil y una virtudes, como pedir perdón aunque tú no tengas la culpa. Que eres capaz de sacar sonrisas, aunque la persona no tenga ni fuerzas. Pues como esas cosas, miles más... Que para mí eres perfecto y, por favor, pase lo que pase, nunca cambies.
PD.: Te quiero mucho, papá, y que todo esto no es ni la mitad de lo que te agradezco, ya que no existen palabras para hacerlo. (Lucía Pedraza, 1º ESO C).
Querido papá: quería decirte que muchas gracias por todo lo que haces y has hecho por mí. Me acuerdo una vez cuando quería la Nintendo DS. Era muy moderna, pero tú me decías que los Reyes no sabían si me la iban a traer por mis notas. A pesar de que intentaba sacar buenas notas, no las sacaba... Y el día de Nochebuena, había en casa un paquete con mi nombre. Entonces, con toda mi ilusión, empecé a abrirlo y al final ¡era lo que quería! ¡mi consola! Todo el mundo, al ver mi cara de felicidad, se puso muy contento... A pesar de enfadarme contigo y de haber tenido buenos y malos momentos, siempre has estado ahí y siempre has querido lo mejor para mí. Feliz día del Padre. (Laura Aragón,1º ESO D).
Querido papá: te escribo esta carta por haberme educado, por haberme dado cariño, por haberme apoyado en los buenos y malos momentos, por haberme cuidado, por ser como eres, por haberme querido aunque me comporte mal... Recuerdo una vez cuando era pequeña que tú y mamá me regalasteis la Play Station 2, con el Pro Evolution Soccer 4, y mi hermano y yo nos pusimos muy contentos. Gracias por tus desvelos y por ser como eres. Te quiero, papá. (Liliana Lucía León, 1º ESO D).
Querido papá:
Te escribo esta carta porque ya mismo es tu día, porque te quiero mucho y siento que últimamente no te lo he dicho, pero te quiero. Aunque nos enfademos, espero que sepas que te quiero. Todavía me acuerdo de aquel día que nevó en Mallorca y te tiré una bola de nieve que accidentalmente te dio en la cara. Yo me asusté porque penseé que te había hecho daño, pero de repennte, te empezaste a reír y me tiraste una bola a mí y entre risas hicimos una "pelea" de bolas de nieve. Sé que todo lo que haces es por nosotros (por el hermano y por mí). Cuando te pasas tantas horas trabajando sé que no es por gusto sino porque tienes bocas que alimentar y sé que eso no es fácil. Te preocupas mucho por mí y sé que es para que en un futuro sea una buena persona, educada y trabajadora con un buen futuro laboral, por eso me insistes en los estudios: en las faltas de ortografía, en los números que me llevo en las cuentas, en el vocabulario básico de inglés... También sé que hay cosas que haces por mí que apenas se notan, como por ejemplo, cuando me dices que eche la crema de sol para ir a la palaya, o cuando me dices que me abrigue porque hace frío, o cuando me dices que he comido muy poco y que si quiero más... Todas esas cosas me llevan a recordar que ya mismo es tu día y yo quiero recordarte que te quiero. (Miriam Gutiérrez, 1º ESO D).
Querido papá:
Papá, que llevas catorce años a mi lado cuidando de mí, apoyándome en cada momento de mi vida, que lo siento por no decirte cada día que te quiero y que eres lo mejor de mi vida, que sé que todo lo haces por mí, que eres una persona con un pedazo corazón. Que admiro lo fuerte que eres, cómo luchas porque todo siga adelante. Papá, que eres un hombre muy grande y que te quiero con tus defectos y sin ellos. Que no quiero que nunca te pase nada. Que lo siento por ser como soy muchas veces y que sabes que en este tiempo he cambiado mucho, papá, que no me gusta nada lo que me dices, que si te vas de mi lado sería todo imposible sin ti. Quiero agradecerte haberme ayudado tanto estos catorce añitos conmigo y que todavía nos quedan muchas años más. Gracias por todo. Que tengo motivos para decirte que te quiero más que a nadie. Para el mejor padre del mundo, Eulogio Rafael Blanco Buendía. (Carmen Blanco, 1º ESO C).
Felicidades, papá. Me paso por aquí para decirte unas cuantas cosas: que muchísimas felicidades, papá, que te quiero mucho. Que eres único, y estoy orgullosa de ti, que muchas gracias por cumplir tus promesas, como la de comprarme la bici, a pesar de no saber si la iba a utilizar o no... Que aunque seas difícil de convencer, casi siempre lo termino consiguiendo. Que gracias por todo y por quererme tanto. Jamás olvidaré esos días de acampadas que pasábamos todos juntos. (Alba Romero, 1º ESO D).
Bueno, te escribo esto por el simple motivo de que hoy es el Día del Padre. Quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí desde que era un bebé hasta ahora. Aún recuerdo cuando íbamos a la playa y nos lo pasábamos genial. Tienes muchas virtudes que probablemente no tenga ningún padre: eres gracioso y te pones serio cuando es necesario. Quería disculparme por contestarte. Eres el mejor padre del mundo. Te quiero. (Lucía Vacas, 1º ESO C).
Querido papá:
Aprovecho esta ocasión del Día del Padre para decirte cuánto te quiero. Siempre me has apoyado en lo que hacía y cuando me hacían falta ánimos, tú estabas allí. Recuerdo una vez que os dije a mamá y a ti que iba a suspender Francés: pusiste una cara que parecía que ibas a explotar... Unos días después, cuando llegué a casa, me dijiste: --"Carmen, ¿te han dado las notas?" Y yo, angustiada, respondí que sí. Cuando viste el suspenso en Francés y sobre todo con un tres, me miraste y creí que en ese momento ibas a decirme: --"¡Castigada!" Pero cuando mamá estuvo a punto de decirlo, hablasteis en la cocina mientras que yo pensaba cuál podría ser mi castigo. Después de unos minutos volvisteis los dos y tú, papá, me dijiste que no querías volver a verlo, pero que como era el primer trimestre estaba a tiempo de mejorar. En ese mismo momento comprendí que mi padre era especial e irreemplazable y aunque me dé miedo cuando se enfada, siempre será uno de los mejores padres. Por eso le quiero. (Carmen Romero, 1º ESO D).
Querido papá:
Te escribo esto porque hoy es tu día. Me gustaría agradecerte todo lo que has hecho por mí. Sé que, aveces, nos enfadamos simplemente por tonterías, pero después nos perdonamos como si nada. Recuerdo aquella vez que por primera vez cogí una bicicleta sin pedales y me mentiste diciéndome que me estabas agarrando, cuando no era así y por eso aprendí a cogerla... Siempre quieres que vea películas antiguas porque dices que son las mejores y yo me niego, pero no sirve para nada, me las tengo que tragar. Otra anécdota tuya es que cuando nací era muy llorona y tú por el fondo me escuchabas llorar y,como mi hermano también fue muy llorón, tú repetías continuamente a mamá: "¡Esa no es mi hija, esa no es la mía...!" También, cuando mamá me riñe, tú me haces reír. Simplemente, muchísimas gracias por todo. Te quiero, papá. (Irene García, 1º ESO C).
Carta a mi padre.
Papá, aprovechando que es el Día del Padre, me gustaría dedicarte estas pocas líneas para decirte lo que nunca te he dicho. Te admiro, porque has trabajado desde muy joven. Cuando apenas tenías mi edad, empezaste a trabajar en una empresa familiar y con los años te has convertido en un profesional metalúrgico. No eres alguien que demuestre mucho sus sentimientos, pero con el tiempo te voy conociendo mejor y sé cuando algo te preocupa. Eres muy testarudo: cuando se te mete algo entre ceja y ceja lo tienes que conseguir, como yo. La verdad, te quiero, porque aunque no lo demuestras, hay pequeños detalles que me ayudan a reflexionar. Me gusta cuando me dices lo bien que hago las cosas, y también que me regañes cuando lo hago mal. Me encanta recordar buenos momentos a tu lado, como cuando nos íbamos con la tata al campo a recoger castañas y espárragos. Nos lo pasábamos tan bien...A pesar de todos tus defectos (nadie es perfecto) tienes también muchas virtudes. Por eso ¡te quiero! (Lorena Bueno, 1º ESO C).
miércoles, 23 de enero de 2013
Versos acrósticos con mi nombre 2012-2013
Los alumnos de 1º de la ESO han escrito estos bonitos versos acrósticos con su nombre:
Aunque hace muchos días que no te veo
me muero por ver tu cara y escuchar tu voz...
¡Amar, sentir, querer...son todas mis expresiones hacia ti!
Retrocedo en el tiempo, para recordar nuestros momentos:
ahí estabas tú, ahí estaba yo, a tu lado, mi amor...
(Amara Alós Navajas, 1º ESO D)
Siento que me duele.
Algo me dice que te quiero.
Rara es la vez que en ti no piense.
Ahora, dime: sin ti, ¿qué haré?
(Sara Ruiz Jiménez, 1º ESO D)
Atardecer de otoño:
no veía nada,
al oscurecer la tarde alada...
(Ana Mayer Arias, 1º ESO C)
Iré contigo hacia el infinito...
Rezo para que este amor nunca termine.
Espero tenerte siempre a mi lado.
Nunca te dejaré de amar como te amo:
¡ESTOY LOCAMENTE ENAMORADA DE TI!
(Irene García Cardeñosa, 1º de ESO C)
Y se fue...
a otro lugar, lejos de aquí.
Inquieta, como una barca a la deriva
zozobraba mi vida.
¡Ay, qué dolor sin él...!
(Yaiza Reyes Lozano, 1º de ESO C)
Lucero de la mañana,
alumbra mi sendero.
Unidos caminaremos
raudos por las veredas,
abrazando al mundo entero.
(Laura Fernández Rodríguez, 1º de ESO C)
No me hables,
Óyeme, no me oigas...
Escríbeme, no me escribas...
Llámame, pero hazme sentir
importante y, sobre todo,
ámame...
(Noelia García Salido, 1º de ESO C)
Ella es como un tesoro...
Las risas, esas que nunca olvidaré...
Esos momentos que vivimos...
Nunca me olvides...
amiga.
(Elena Jurado Bravo, 1º ESO C)
Aunque hace muchos días que no te veo
me muero por ver tu cara y escuchar tu voz...
¡Amar, sentir, querer...son todas mis expresiones hacia ti!
Retrocedo en el tiempo, para recordar nuestros momentos:
ahí estabas tú, ahí estaba yo, a tu lado, mi amor...
(Amara Alós Navajas, 1º ESO D)
Siento que me duele.
Algo me dice que te quiero.
Rara es la vez que en ti no piense.
Ahora, dime: sin ti, ¿qué haré?
(Sara Ruiz Jiménez, 1º ESO D)
Atardecer de otoño:
no veía nada,
al oscurecer la tarde alada...
(Ana Mayer Arias, 1º ESO C)
Iré contigo hacia el infinito...
Rezo para que este amor nunca termine.
Espero tenerte siempre a mi lado.
Nunca te dejaré de amar como te amo:
¡ESTOY LOCAMENTE ENAMORADA DE TI!
(Irene García Cardeñosa, 1º de ESO C)
Y se fue...
a otro lugar, lejos de aquí.
Inquieta, como una barca a la deriva
zozobraba mi vida.
¡Ay, qué dolor sin él...!
(Yaiza Reyes Lozano, 1º de ESO C)
Lucero de la mañana,
alumbra mi sendero.
Unidos caminaremos
raudos por las veredas,
abrazando al mundo entero.
(Laura Fernández Rodríguez, 1º de ESO C)
No me hables,
Óyeme, no me oigas...
Escríbeme, no me escribas...
Llámame, pero hazme sentir
importante y, sobre todo,
ámame...
(Noelia García Salido, 1º de ESO C)
Ella es como un tesoro...
Las risas, esas que nunca olvidaré...
Esos momentos que vivimos...
Nunca me olvides...
amiga.
(Elena Jurado Bravo, 1º ESO C)
miércoles, 9 de enero de 2013
Historias de Navidad
La Navidad es una época que provoca sensaciones muy diversas. Los alumnos de 1º de ESO han querido mostrarnos algunas de sus vivencias a través de estos textos en forma de breves relatos o siemplemente de reflexiones:
Sabía que en mi familia se guardaba un secreto. No sabía cuál era, pero yo soy una persona muy curiosa. Ya se acercaba la Navidad y empezamos a poner el árbol, los adornos y las guirnaldas para decorar toda la casa. Llegó el día de Nochebuena y empezamos a asar el pavo, como todos los años. Decoramos la mesa para los invitados que eran mis abuelos, mis primos y mis tíos. Cuando todos se marcharon, a las tres de la madrugada, mi familia y yo nos fuimos a dormir. Yo me acosté mientras que mis padres se ponían el pijama. Sobre las siete ay media de la mañana, oí un ruido muy extraño que venía del desván, pero no me atrevía a bajar. Nos levantamos sobre las once de la mañana y le pregunté a mis padres si habían oído algo. Se miraron el uno al otro y dijeron
--Ya va siendo hora de que se lo digamos. (María Hernández García, 1º de ESO D)
-- Buenas tardes, Andrea. ¿Cómo te encuentras?
--¿Quién es usted?
-- Tu médico --susurró.
-- ¿Cómo te llamas?
-- Francisco.
--¿Sabes por casualidad qué día es hoy?
--Veinticuatro de diciembre. Dentro de unas horas comenzará la Nochebuena.
--¿Y trabajas en Nochebuena?
--Sí, al menos este año.
Alguien llama a la puerta. Francisco se acerca y la abre. Aparece una chica disfrazada de Papá Noel. Ella entra y Francisco sale. Nos conocemos y enseguida nos hacemos buenas amigas. Sara me pregunta por los regalos de Navidad y yo le respondo que normalmente es sorpresa. Se despide y sale. Entonces me doy cuenta de cuánta gente se pierde la Navidad por culpa de sus trabajos. (Raquel Rodríguez del Río, 1º ESO D).
Ese día estaba nerviosa. Había comprado mi primer boleto de lotería. Ya era día 27 y solo faltaba un día para el sorteo, que no se había hecho el día 22 porque el bombo se había roto. El sorteo estaba a punto de comenzar y toda mi familia estaba mirando el televisor. Un número podía cambiarnos la Navidad y, sobre todo, la vida. Estaba desesperada. Íbamos por la cuarta tabla y el gordo no salía. Por un momento, me pareció oír unas risas, pero seguí pendiente del sorteo. ¡Por fin salió el premio, el segundo! Mis primos desaparecieron y, casualmente, mi boleto también. Al minuto, lo encontré y... ¡Mil novecientos cincuenta y uno, cuatrocientos mil euros! Quedé perpleja, observando mi boleto, y dije:
--¡Es mi número, he ganado!
Mis primos, riendo a carcajadas, dijeron:
--¡El boleto es falso! ¡Feliz Día de los Inocentes!
Mi madre me confesó que fue ella quien les dijo a mis primos que lo falsificaran. Por suerte, a nosotros no nos hacía falta el dinero tanto como a otras personas de este mundo. Mi Navidad estuvo a punto de cambiar, pero me enseñaron a ver la Navidad con otros ojos. (Amara Alós Navajas, 1º ESO D).
Estaba en el centro de la ciudad, disfrutando de la decoración de las calles. me fijé en toda la gente, en las risas de los niños y en sus caras de entusiasmo y de felicidad. Entonces, empecé a reír, no sé por qué, supongo que de alegría... (Alicia Expósito Sánchez, 1º ESO D).
Aquel día me levanté como en otro cualquiera. Era Navidad. Como todas las navidades, estaba en Madrid. Mis padres me dijeron que me arreglara: íbamos a ir al centro. Fuimos en metro. Estábamos caminando por la Puerta del Sol hacia la Plaza Mayor. Cuando me giré para observar el escaparate de una tienda, lo vi. Era un pobre hombre que sostenía a una niña pequeña en sus brazos y pedía comida. Mis padres me habían dado la paga, así que fui a la Mallorquina, una tienda de dulces muy famosa allí, cogí mi monedero y saqué 2,20 euros, compré dos napolitanas rellenas de crema y regresé al lugar donde estaba el hombre. Les di las napolitanas, les dediqué una sonrisa y salí disparada al encuentro de mis padres. Tras de mí, escuché una voz grave de hombre que me daba las gracias. Al encontrarme con mis padres, una gran sonrisa iluminaba mi cara. ¡Había ayudado a una familia a poder comer algo en unas fechas tan especiales! (Miriam Gutiérrez Montoro, 1º de ESO D).
Sabía que en mi familia se guardaba un secreto. No sabía cuál era, pero yo soy una persona muy curiosa. Ya se acercaba la Navidad y empezamos a poner el árbol, los adornos y las guirnaldas para decorar toda la casa. Llegó el día de Nochebuena y empezamos a asar el pavo, como todos los años. Decoramos la mesa para los invitados que eran mis abuelos, mis primos y mis tíos. Cuando todos se marcharon, a las tres de la madrugada, mi familia y yo nos fuimos a dormir. Yo me acosté mientras que mis padres se ponían el pijama. Sobre las siete ay media de la mañana, oí un ruido muy extraño que venía del desván, pero no me atrevía a bajar. Nos levantamos sobre las once de la mañana y le pregunté a mis padres si habían oído algo. Se miraron el uno al otro y dijeron
--Ya va siendo hora de que se lo digamos. (María Hernández García, 1º de ESO D)
Unas Navidades accidentadas
Abro los ojos muy despacio, noto un
pinchazo en la rodilla. Estoy confusa, no sé que día es hoy. Me sobresalto al
oír que alguien me dice:-- Buenas tardes, Andrea. ¿Cómo te encuentras?
--¿Quién es usted?
-- Tu médico --susurró.
-- ¿Cómo te llamas?
-- Francisco.
--¿Sabes por casualidad qué día es hoy?
--Veinticuatro de diciembre. Dentro de unas horas comenzará la Nochebuena.
--¿Y trabajas en Nochebuena?
--Sí, al menos este año.
Alguien llama a la puerta. Francisco se acerca y la abre. Aparece una chica disfrazada de Papá Noel. Ella entra y Francisco sale. Nos conocemos y enseguida nos hacemos buenas amigas. Sara me pregunta por los regalos de Navidad y yo le respondo que normalmente es sorpresa. Se despide y sale. Entonces me doy cuenta de cuánta gente se pierde la Navidad por culpa de sus trabajos. (Raquel Rodríguez del Río, 1º ESO D).
Ese día estaba nerviosa. Había comprado mi primer boleto de lotería. Ya era día 27 y solo faltaba un día para el sorteo, que no se había hecho el día 22 porque el bombo se había roto. El sorteo estaba a punto de comenzar y toda mi familia estaba mirando el televisor. Un número podía cambiarnos la Navidad y, sobre todo, la vida. Estaba desesperada. Íbamos por la cuarta tabla y el gordo no salía. Por un momento, me pareció oír unas risas, pero seguí pendiente del sorteo. ¡Por fin salió el premio, el segundo! Mis primos desaparecieron y, casualmente, mi boleto también. Al minuto, lo encontré y... ¡Mil novecientos cincuenta y uno, cuatrocientos mil euros! Quedé perpleja, observando mi boleto, y dije:
--¡Es mi número, he ganado!
Mis primos, riendo a carcajadas, dijeron:
--¡El boleto es falso! ¡Feliz Día de los Inocentes!
Mi madre me confesó que fue ella quien les dijo a mis primos que lo falsificaran. Por suerte, a nosotros no nos hacía falta el dinero tanto como a otras personas de este mundo. Mi Navidad estuvo a punto de cambiar, pero me enseñaron a ver la Navidad con otros ojos. (Amara Alós Navajas, 1º ESO D).
Estaba en el centro de la ciudad, disfrutando de la decoración de las calles. me fijé en toda la gente, en las risas de los niños y en sus caras de entusiasmo y de felicidad. Entonces, empecé a reír, no sé por qué, supongo que de alegría... (Alicia Expósito Sánchez, 1º ESO D).
Aquel día me levanté como en otro cualquiera. Era Navidad. Como todas las navidades, estaba en Madrid. Mis padres me dijeron que me arreglara: íbamos a ir al centro. Fuimos en metro. Estábamos caminando por la Puerta del Sol hacia la Plaza Mayor. Cuando me giré para observar el escaparate de una tienda, lo vi. Era un pobre hombre que sostenía a una niña pequeña en sus brazos y pedía comida. Mis padres me habían dado la paga, así que fui a la Mallorquina, una tienda de dulces muy famosa allí, cogí mi monedero y saqué 2,20 euros, compré dos napolitanas rellenas de crema y regresé al lugar donde estaba el hombre. Les di las napolitanas, les dediqué una sonrisa y salí disparada al encuentro de mis padres. Tras de mí, escuché una voz grave de hombre que me daba las gracias. Al encontrarme con mis padres, una gran sonrisa iluminaba mi cara. ¡Había ayudado a una familia a poder comer algo en unas fechas tan especiales! (Miriam Gutiérrez Montoro, 1º de ESO D).
domingo, 6 de enero de 2013
Microrrelatos II (curso 2012-2013)
La chica con alas
Es una tarde ventosa, cientos de hojas revoloteaban a mi alrededor. De repente, algo choca en mi cara, lo agarro y lo retiro con fuerza. Resulta ser un extraño artículo de un extraño periódico. "La chica con alas", dice el artículo. Me extraño, pero sigo leyendo: "La asombrosa chica con alas saltó el pasado martes trece desde veintitrés metros de altura para probar que puede volar. Saltó, batió las alas, todo el mundo creyó que lo conseguía, pero empezó a tambalearse, cayó, cayó, cayó, y..." Tropiezo y el papel vuela de mis manos, no consigo saber si la niña llega a volar o se despeña. (Raquel Rodríguez del Río, 1º ESO D).
Estaba en un lugar desconocido en el que nunca había estado. Era oscuro y frío. Estaba sola, pero decidí mantener la calma. Intentaba ver algo, pero no podía... Por mi cabeza pasaban miles de cosas, preguntas, recuerdos, respuestas que no tenían preguntas... Vencida por el miedo, empecé a gritar pidiendo ayuda, pero nadie me respondía. Entonces, comprendí que estaba sola en aquel lugar triste y oscuro... (Alicia Expósito Sánchez, 1º ESO D).
Este era Fran, un niño normal en el tuto. Pero, cuando salía a las 14.45 era ¡Súper Fran! Se ataba un trapo mal puesto y volaba (¡no, hombre, es mentira, no volaba XD!). Un día, creyó que volaba y se tiró de un quinto piso. Por suerte, cayó en un contenedor. Se levantó y se duchó, jugó al Fifa y le tocaba salvar a una persona en un incendio, o eso creía él... pero solo era una mujer camello fumando. Le apagué el cigarro y la salvé del vicio. (Francisco Rodríguez Tena, 1º ESO D).
Los escuché... Hablaban como de mí... ¡Todo era increíble! Fue el día que fuimos a la GRAN MANSIÓN. Era un lugar espantoso, lleno de muebles y cuadros viejos... Yo iba con mis amigos cuando algo me dijo que parara. Yo estaba muy asustada y me paré... ¡Aparecí en mi cama!
-- Hija, ¿qué te pasa? ¿Por qué gritabas?
Yo le dije que nada, que era una tontería. ¡Todo fue una pesadilla! (Jessica Hinojosa López, 1º ESO C).
Me levanté a las ocho de la mañana. Era martes. Bajé a desayunar, pero mi madre no estaba. No había nadie en mi casa. Me fui al instituto como todos los días. A lo mejor mi madre había ido a alguna parte. Cuando volví del instituto tampoco había nadie: ni en la calle, ni en ningún otro lado. ¡Todo estaba desértico!
Me sentía muy sola y, de pronto, empecé a llorar. De repente, oí una voz. ¡Era la de mi madre! Todo había sido un sueño. (Yolanda Sepúlveda Merino, 1º ESO C).
Ese día justamente no pude ir a la fiesta. Estaba en el Neder. Había todo tipo de zombis y de cripers que explotaban cuando te acercabas. Todos los bichos se me abalanzaban, pero no pudieron contra mi espada de diamante ni contra mi armadura de oro. Luego llegaron los cripers, pero con mi arco los mataba a distancia. Acabé con ellos, pero me quedé sin flechas. Me tendría que enfrentar al jefe del Neder con mi espada. Resultó que era un criper. Llegué corriendo y... me explotó en la cara. Y tristemente me tuve que gastar un euro más en la máquina del bar. (Manuel Herruzo Navajas, 1º ESO C).
Se escuchaba algo raro en aquella ruinosa y maltrecha iglesia. Notaba que algo le seguía y que no estaba solo. Una leve brisa le acariciaba el cuello. Algo dentro de él le decía que no estaba solo en esa iglesia. De repente, y bajo una misteriosa sombra, apareció lo que a simple vista parecía el cuerpo de una mujer. Una bella chica. Estaba delante de sus ojos. Los cerró y, al volver a abrirlos, ya no estaba esa chica ni la iglesia. ¡Estaba confundido! (David Álvarez Perea, 1º ESO C).
Abuela
Acabo de hablar con ella... ¡Qué lejos está y cuánta falta me hace! Me han tenido que suceder muchas cosas para que me diese cuenta. Sabía que la quería, pero nunca llegué a imaginar que me hiciera tanta falta. Hoy, hablando con ella, saltaban las lágrimas de mis ojos y me acariciaban las mejillas. Con melancolía, con añoranza, con tristeza y con alegría, le he dicho que espere por lo menos hasta mi último viaje, como yo también lo esperaré, aunque el destino se quiera interponer y nos prive de los abrazos que tanto ansío. (Alba Alcaide Carrillo, 1º ESO C).
Desperté en esa casa tan horrorosa. No sabía dónde estaba. Mi ropa había cambiado totalmente. Miré por una ventana llena de polvo. Era de noche. Todas las puertas empezaban a cerrarse... La escapatoria era imposible. Pensé en saltar por la ventana, pero justamente en ese momento se cerró entre mis manos. No sabía qué hacer. Se oyó un ruido de pasos por la habitación más próxima. Me escondí debajo de la cama. Se pararon en la puerta donde me encontraba y entraron. ¡Eran dos fantasmas! Cuando volví a mirar, ya no estaban y me tranquilicé. Pero al girarme, estaban de nuevo detrás de mí. Me llevé un buen susto y me desmayé. Cuando desperté estaba en un programa de televisión. ¡Me habían gastado una broma! (Alejandro Suárez-Varela Luque, 1º ESO C).
Un día de febrero, Manolo se levantó nervioso porque iba al cumpleaños de su amigo Pablo a las seis. Su nerviosismo le hizo estar vestido a las tres. Como el tiempo se le hacía muy largo, le dijo al reloj:
--Como no vayas más rápido, te romperé.
Y el reloj contestó:
-- Si me rompes, haré que el tiempo se alargue hasta una semana.
Y Manolo, enfadado, tiró el reloj y lo rompió.
A las cinco, llamó su amigo Pablo por teléfono para comunicarle que el cumpleaños se había suspendido una semana por el nacimiento de su prima. Al enterarse, Manolo empezó a llorar y aprendió a no ser tan impaciente. (Juan José Florido Carrasco, 1º ESO D).
El pobre pájaro no volaba. Estaba muy triste. Su madre estaba preocupada por él. Todavía era muy pequeño, era normal que no volase, pero él se moría de la envidia al ver a sus hermanos volar y pasárselo bien entre los árboles. Pasaron unos meses y el pájaro todavía estaba dentro de su pequeño nido donde solo podía comer, beber y dormir. Un día, harto de esta injusticia, decidió tirarse a ver si sus pequeñas alas ya estaban preparadas. Sin pensárselo dos veces, se tiró. Se escuchó un fuerte golpe. Ya no había ni rastro del pájaro. De repente, oyó los trinos de su madre. ¡Todo había sido un mal sueño! (Carmen Romero Rodríguez, 1º ESO D).
Es una tarde ventosa, cientos de hojas revoloteaban a mi alrededor. De repente, algo choca en mi cara, lo agarro y lo retiro con fuerza. Resulta ser un extraño artículo de un extraño periódico. "La chica con alas", dice el artículo. Me extraño, pero sigo leyendo: "La asombrosa chica con alas saltó el pasado martes trece desde veintitrés metros de altura para probar que puede volar. Saltó, batió las alas, todo el mundo creyó que lo conseguía, pero empezó a tambalearse, cayó, cayó, cayó, y..." Tropiezo y el papel vuela de mis manos, no consigo saber si la niña llega a volar o se despeña. (Raquel Rodríguez del Río, 1º ESO D).
Estaba en un lugar desconocido en el que nunca había estado. Era oscuro y frío. Estaba sola, pero decidí mantener la calma. Intentaba ver algo, pero no podía... Por mi cabeza pasaban miles de cosas, preguntas, recuerdos, respuestas que no tenían preguntas... Vencida por el miedo, empecé a gritar pidiendo ayuda, pero nadie me respondía. Entonces, comprendí que estaba sola en aquel lugar triste y oscuro... (Alicia Expósito Sánchez, 1º ESO D).
Este era Fran, un niño normal en el tuto. Pero, cuando salía a las 14.45 era ¡Súper Fran! Se ataba un trapo mal puesto y volaba (¡no, hombre, es mentira, no volaba XD!). Un día, creyó que volaba y se tiró de un quinto piso. Por suerte, cayó en un contenedor. Se levantó y se duchó, jugó al Fifa y le tocaba salvar a una persona en un incendio, o eso creía él... pero solo era una mujer camello fumando. Le apagué el cigarro y la salvé del vicio. (Francisco Rodríguez Tena, 1º ESO D).
Los escuché... Hablaban como de mí... ¡Todo era increíble! Fue el día que fuimos a la GRAN MANSIÓN. Era un lugar espantoso, lleno de muebles y cuadros viejos... Yo iba con mis amigos cuando algo me dijo que parara. Yo estaba muy asustada y me paré... ¡Aparecí en mi cama!
-- Hija, ¿qué te pasa? ¿Por qué gritabas?
Yo le dije que nada, que era una tontería. ¡Todo fue una pesadilla! (Jessica Hinojosa López, 1º ESO C).
Me levanté a las ocho de la mañana. Era martes. Bajé a desayunar, pero mi madre no estaba. No había nadie en mi casa. Me fui al instituto como todos los días. A lo mejor mi madre había ido a alguna parte. Cuando volví del instituto tampoco había nadie: ni en la calle, ni en ningún otro lado. ¡Todo estaba desértico!
Me sentía muy sola y, de pronto, empecé a llorar. De repente, oí una voz. ¡Era la de mi madre! Todo había sido un sueño. (Yolanda Sepúlveda Merino, 1º ESO C).
Ese día justamente no pude ir a la fiesta. Estaba en el Neder. Había todo tipo de zombis y de cripers que explotaban cuando te acercabas. Todos los bichos se me abalanzaban, pero no pudieron contra mi espada de diamante ni contra mi armadura de oro. Luego llegaron los cripers, pero con mi arco los mataba a distancia. Acabé con ellos, pero me quedé sin flechas. Me tendría que enfrentar al jefe del Neder con mi espada. Resultó que era un criper. Llegué corriendo y... me explotó en la cara. Y tristemente me tuve que gastar un euro más en la máquina del bar. (Manuel Herruzo Navajas, 1º ESO C).
Se escuchaba algo raro en aquella ruinosa y maltrecha iglesia. Notaba que algo le seguía y que no estaba solo. Una leve brisa le acariciaba el cuello. Algo dentro de él le decía que no estaba solo en esa iglesia. De repente, y bajo una misteriosa sombra, apareció lo que a simple vista parecía el cuerpo de una mujer. Una bella chica. Estaba delante de sus ojos. Los cerró y, al volver a abrirlos, ya no estaba esa chica ni la iglesia. ¡Estaba confundido! (David Álvarez Perea, 1º ESO C).
Abuela
Acabo de hablar con ella... ¡Qué lejos está y cuánta falta me hace! Me han tenido que suceder muchas cosas para que me diese cuenta. Sabía que la quería, pero nunca llegué a imaginar que me hiciera tanta falta. Hoy, hablando con ella, saltaban las lágrimas de mis ojos y me acariciaban las mejillas. Con melancolía, con añoranza, con tristeza y con alegría, le he dicho que espere por lo menos hasta mi último viaje, como yo también lo esperaré, aunque el destino se quiera interponer y nos prive de los abrazos que tanto ansío. (Alba Alcaide Carrillo, 1º ESO C).
Desperté en esa casa tan horrorosa. No sabía dónde estaba. Mi ropa había cambiado totalmente. Miré por una ventana llena de polvo. Era de noche. Todas las puertas empezaban a cerrarse... La escapatoria era imposible. Pensé en saltar por la ventana, pero justamente en ese momento se cerró entre mis manos. No sabía qué hacer. Se oyó un ruido de pasos por la habitación más próxima. Me escondí debajo de la cama. Se pararon en la puerta donde me encontraba y entraron. ¡Eran dos fantasmas! Cuando volví a mirar, ya no estaban y me tranquilicé. Pero al girarme, estaban de nuevo detrás de mí. Me llevé un buen susto y me desmayé. Cuando desperté estaba en un programa de televisión. ¡Me habían gastado una broma! (Alejandro Suárez-Varela Luque, 1º ESO C).
Un día de febrero, Manolo se levantó nervioso porque iba al cumpleaños de su amigo Pablo a las seis. Su nerviosismo le hizo estar vestido a las tres. Como el tiempo se le hacía muy largo, le dijo al reloj:
--Como no vayas más rápido, te romperé.
Y el reloj contestó:
-- Si me rompes, haré que el tiempo se alargue hasta una semana.
Y Manolo, enfadado, tiró el reloj y lo rompió.
A las cinco, llamó su amigo Pablo por teléfono para comunicarle que el cumpleaños se había suspendido una semana por el nacimiento de su prima. Al enterarse, Manolo empezó a llorar y aprendió a no ser tan impaciente. (Juan José Florido Carrasco, 1º ESO D).
El pobre pájaro no volaba. Estaba muy triste. Su madre estaba preocupada por él. Todavía era muy pequeño, era normal que no volase, pero él se moría de la envidia al ver a sus hermanos volar y pasárselo bien entre los árboles. Pasaron unos meses y el pájaro todavía estaba dentro de su pequeño nido donde solo podía comer, beber y dormir. Un día, harto de esta injusticia, decidió tirarse a ver si sus pequeñas alas ya estaban preparadas. Sin pensárselo dos veces, se tiró. Se escuchó un fuerte golpe. Ya no había ni rastro del pájaro. De repente, oyó los trinos de su madre. ¡Todo había sido un mal sueño! (Carmen Romero Rodríguez, 1º ESO D).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)